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martes, 1 de septiembre de 2009

Conectados (crónica de la soledad)

Estaba sentado a la orilla del río. El sol caía tan pesado que sobre el agua formaba un espejo, chato, liso, perfecto. En el horizonte se veían unos barcos, pequeños, pero que en realidad eran inmensos, de esos que transportan grandes cantidades de pesados contenedores. Mas cerca, quizá a un par de kilómetros, había dos veleros. Estaban como a la izquierda de mi visión; separados por varios metros seguramente, pero por la perspectiva desde la cual me encontraba parecía que estaban cerca. Eso pasa a menudo. La perspectiva nos engaña mucho, nos hace ver cosas que no son, o hasta puede ocultar cosas una detrás de otra. A unos metros de donde estaba yo, pude ver una pareja que se besaba apasionadamente recostada en el pasto. Hacia el otro lado, un hombre pescando. Mas allá del pescador, dos amigas, bicicleta en mano, caminaban y se reían. La tarde era calida, serena, una gran tarde de primavera. Y yo, yo estaba solo igual que ellos, pero yo me daba cuenta.

Los veleros estaban anclados, no se si se dice así, pero bueno, al menos no se movían. Desde el cielo se escuchó el rugir del motor de un avión, no me interesó mirar si estaba despegando o a punto de aterrizar.

Sonó el celular y lo atendí.

-Hola –contesté sin despegar los ojos del velero que tenía mas cerca según mi perspectiva.

-¿Cómo estas?

-Yo bien –dije con seguridad.

-Yo no, soy una estúpida, me siento, cómo decir… -parecía que Paloma, mi hermana, se iba a echar a llorar.

-¿Triste?

- Me siento chiquita, ¿entendés? Me siento una nena, cómo puedo ser tan estúpida, no estoy para estas cosas.

-Paloma, no tengo idea de lo que me estás hablando ¿Dónde estas?

-Estoy en la oficina y ¿vos?

-Me vine al río. Necesitaba aire fresco, la tarde está muy linda.

-Sí, es verdad –me dijo sollozando-. Desde el ventanal veo el río.

-¿Y bien, que pasa?

-Me siento sola, eso me pasa, estoy sola, miro alrededor mío y estoy sola. Sé que tengo a mis hijas, mis amigos, te tengo a vos, pero estoy sola, tremendamente sola.

Parecía que para nosotros, la soledad era una patología familiar. Yo estaba allí sentado, segundos antes de que Paloma me llamara, con una sensación en la piel y en el corazón, bastante similar a la que ella me estaba diciendo. Mi hermana es mayor que yo y a pesar de haber sido criados en un régimen matriarcal en el cual mi hermana era la mayor y por lo tanto “cabeza de familia”, ella descansa en mí, es como que se relaja, se permite quebrar y ser vulnerable. Se hizo una mujer fuerte a fuerza de una profesión de abogada que la templó fríamente. No le conocí ningún hombre después que se divorció del papá de mis sobrinas, una buena decisión que demoró mucho tiempo en tomar. Depositó demasiado en sus hijas, Lorena y Cande, me refiero a que siempre son la mejor excusa para no sentirse plena, ella se cree mas madre que mujer ¿cómo puede alguien sentirse pleno como padre si antes de ello no se realiza individualmente como persona, sea hombre o mujer? De esa manera ella se fue inventando sus propias soledades, encerrada en los personajes que diseñó y que le sirvieron como excusa para miles de cosas, entre ellas no cumplir con sus sueños. Yo no hice algo muy distinto a lo que hizo ella, pero por lo menos me había armado la buena excusa de no tener hijos.

- Yo también soy un tipo solitario, Paloma. Estoy rodeado de mucha gente, y reconozco que muchas de esas personas me quieren, pero no puedo evitar sentirme en soledad.

-¿Y qué debería suceder para que esa sensación de soledad desaparezca? –Paloma estaba en plan niña.

-No sé –le contesté intrigado por no encontrar una respuesta satisfactoria para ambos-. Supongo que no se puede hacer nada, viene con nosotros desde siempre y se irá con nosotros.

-Quizá estemos equivocados. Quizá podemos ponerle fin a la soledad –me dijo esperanzándome.

-Se me ocurre que no sucede nada si no le ponemos fin, que en realidad lo que sentimos sólo nos importa a nosotros. Si yo mañana no estoy más, si mañana me muero, la vida continúa, todo va a seguir funcionando sin mí. La gente se repone de las perdidas, reemplaza, se hace fuerte, acepta y se vuelve dispensable. Suena injusto, pero creo que funciona de esa manera.

Uno de los veleros empezó a moverse, el otro no. La pareja que había visto hace unos minutos, todavía seguía besándose apasionadamente. El hombre que pescaba, seguía aún allí con su actividad, una muy solitaria por cierto. Las amigas que venían caminando con sus bicicletas en la mano ahora estaban sentadas en el pasto y se habían puesto a tomar mate. Vivimos en soledad pensé. Cada uno inventa una manera de ponerle fin, de tomarse un descanso de ella, pero al cabo de un rato allí está; el verdadero desafío es confrontarla de la mejor manera posible, con aceptación o sin ella, no sé, quizá con amor o con una amistad, que en definitiva es una expresión distinta y parcial de la anterior.

Volví a poner atención en Paloma que seguía al teléfono.

-Tenemos que aprender a vivir solos, eso deberíamos hacer –insistió mi hermana.

-¿Entonces?

-¿Entonces qué?

-¿Entonces cuándo empezamos? –pregunté.

-Constantemente lo hacemos, pasa que a veces nos caemos. Como yo hoy, ahora, en este momento… Después seguimos, mañana, que se yo, apechugamos y salimos otra vez -se hizo una pausa-. Estoy viendo dos veleros, a lo lejos.

-Deben ser los mismo que tengo yo acá enfrente mío.

-Ah, que casualidad –se le animó la voz.

-No sé, no creo en las casualidades, Paloma, lo sabés.

-Por qué será que sólo pusieron un alma por cuerpo ¿no? ¿no sería mas fácil estar acá adentro con alguien mas? ¿con alguien que entienda un poco mas, mejor y profundamente nuestros miedos, inquietudes, tristezas, alegrías, en fin, todo?

-¿Vos decís que somos como un frasco? ¿O sea, han puesto lo que ha entrado, un alma?

-Sos tan práctico como irritante, sabés. Nada, estaba filosofando. Vos pareces un frasco, pero de mayonesa –me dijo sonriendo-. Bueno, te voy a dejar que sigas con lo tuyo que veo que estas muy ocupado.

-Te quiero, sabés Paloma. Eso me hace sentir menos solo.

-Yo también, y en este momento que lo estoy sintiendo, también me siento menos sola.

Corté la comunicación. Me quedé mirando el celular. Con mi hermana jugábamos ese juego en el cual nos intercambiamos los roles, ella se aniña y yo soy el mayor. A fin de cuentas no es una cuestión de edad, y si es así qué importa. Nos acompañamos siempre tirando y aflojando de la soga pero siempre los dos con el mismo fin, que es fortalecer nuestra relación unidos seguramente por cosas como éstas, por la soledad, por compartir la misma visión sobre ella. Pero no todo nos une, muchas cosas nos separan. Su contexto es totalmente distinto al mío, el de su trabajo, el de su familia, ella tiene hijas, una cosa que estoy seguro jamás tendré. Sus amistades son superficiales y nocivas para mí, yo busco la paz y la tranquilidad de una tarde de primavera tirado al sol mirando al río, descifrando y descifrándome en soledad.

Apagué el celular.

La pareja seguía besándose y las amigas se reían y tomaban mate. El pescador recogía y volvía a lanzar su caña, con santa paciencia. Toda la escena, el cuadro, tenía una dinámica cuasi coreográfica. Todos estábamos conectados por algo, por lo que veíamos, el paisaje, o los sonidos de la naturaleza, el viento, el agua, o el avión. Ellos son parte de mí mismo y yo soy una extensión de ellos; y estamos relacionados por los mismos miedos y por las mismas inquietudes. Vamos por ahí, librándonos momentáneamente de esta asfixia, con un beso, en compañía, en soledad, con tristeza o con alegría; quizá con frivolidad, como lo hago yo. Mi hermana, desde el ventanal de su oficina, a pocos kilómetros de donde yo estaba, podía ver lo mismo que veíamos nosotros y en sintonía con aquel sentimiento de soledad.

Quizá estamos conectados y no estamos tan solos, quizá la soledad sea la mayor expresión de libertad de nuestro inconciente, no lo sé, lo cierto es que estando tan cerca unos de otros y relacionados, como lo estamos todos, a veces suena ridículo decir “me siento solo”.


Davo///

Nota: A Graciela, que está conectada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

....ExcelentE !!!! ESTE CUENTO ES EL Q MAS ME GUSTA...SOS UN GENIO

Davo dijo...

Me alegra que te haya gustado.
Abrazo.

Graciela dijo...

Gracias!!!!

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