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miércoles, 18 de marzo de 2009

Crisis

Ella me quiere y ese es un problema. Si no me quisiera también lo sería, pero de otro tipo. Lo que sucede es que no nos entienden a los hombres que cruzamos el umbral de la buena vida llegando así a los tan temidos, y por qué no prometedores, treinta años.

Una noche de esas en que me estaba divirtiendo con ella, pasándola bien, habíamos ido a comer, a bailar, paseamos un rato, hicimos las cosas que veníamos haciendo desde hacía dos meses cuando me animé y la invité a salir; nos excitamos, nos calentamos con las miradas, los roses, los susurros al oído. Vamos al hotel más cercano que por casualidad es siempre el mismo, nos enredamos en la cama, nos hacemos uno; el alma parece elevarse, tenemos miedo de prendernos fuego y paradójicamente se apaga la conciencia. Ella se pone encima mío y disfruta. Está entregada al placer y a la vez yo lo recibo. Y de pronto, sucede. Se pone frenética y llega al orgasmo…

-Te quiero- me dice entre suspiros, luego me abraza fuerte y siento cómo su cuerpo suelta los últimos espasmos.

Me dijo “te quiero”, empiezo a pensar y a evaluar la situación, los posibles daños, consecuencias, ventajas y desventajas. Me dijo “te quiero” y a partir de ese momento el equilibrio de la naturaleza pareció quebrarse, ya nada será igual porque esas dos simples palabras cambiaron el rumbo del destino.

¿Realmente siente eso por mi o fue un momento en el cual ella sintió que debía decir algo y dijo eso? Quizá ni siquiera estaba pensando en mí; mientras hacíamos el amor pudo haber estado pensando en su ex novio y, sin querer, casi como si se le hubiera escapado su nombre, me dijo “te quiero” ¿Me querrá a mí? ¿Se habrá enamorado de mí? Las hormonas a veces nos juegan una mala pasada. Recorren el cuerpo llevando y trayendo sensaciones, haciendo que en ese fluir de información nos confundamos o nos apresuremos al momento de ponerle palabras a una sensación.

En el caso de que se haya enamorado, la verdad es que no se si estoy en condiciones de llevar una relación sobre la cual pese la responsabilidad de cuidar un sentimiento como el amor.

Si no me lo dijo a mí ese “te quiero” entonces esto, amigos, esto está bien mal. ¿Qué clase de mujer se equivoca de hombre cuando hace el amor? De todos modos, creo que el culpable soy yo y debería tomar responsabilidad al respecto además de decidir cuanto me vale estar metido en una relación así, vacía y sin futuro. Quizá ella cree que no me importa nada y que puede decirme cualquier cosa, o lo que es peor, hacer conmigo lo que no le permitió su ex novio.

“Te quiero”, que manera de cagar el momento. “Te quiero” es para mas adelante, para cuando la relación soporta este tipo de análisis. Yo también la quiero y no hace falta que se lo diga, menos en un momento así. También quiero a mis amigos, a mis compañeros y compañeras de trabajo, a los huérfanos del hogar de Nuestra Señora de la Calamidad Sagrada de Santa Rita de Mariano Acosta… Y no se los ando diciendo en el peor momento.

Pero no, es esta cosa de tener que llevarse todo por delante, y decir las cosas, y manejar situaciones, y apurar los tiempos, y nada de paciencia, y largar así en seco lo que sienten.

“¡¡¡Hola!!!” hay alguien acá de este lado, alguien en crisis que está en los treinta y por ello todo le es mas pesado. ¿Qué tal si salís de la burbuja y pensás un poco en el otro para ver si está preparado o no para semejante acto de honestidad emocional? Y ojo, no me siento victima de nada, defraudé tantas mujeres como mujeres me defraudaron. Aprendí, dolí y disfruté en pocos pasos, y de hecho no necesariamente fue en ese orden.

Si me dijo “te quiero” sólo por decirlo, porque no se le ocurrió decir otra cosa, si lo hizo sin sentirlo realmente, es horrible y absolutamente reprobable. Cuando los que hacemos eso somos los hombres, somos repudiados y podemos llegar a ser los protagonistas “estelares” de largas charlas en los círculos femeninos mas íntimos de nuestra novia, esposa, concubina y/o amante ocasional (sobre todo de estas ultimas).

Pero volviendo a aquella noche ideal en la que inoportunamente me dijo “te quiero”, si no me lo hubiera dicho todo seguiría igual, como venía siendo hasta ahora, tranquilo, bien, cómodo. Desde hacia dos meses veníamos saliendo y, por mi parte, era gratificante estar con una mujer así, que me cuida, me escucha, entiende “mi momento”; y es tan así que cuando quise darme cuenta, empecé a sentir esa calidez que nos envuelve cuando estamos juntos, y nada es banal, todo es profundo y a la vez simple. Nuestro contexto, el que creamos cada vez que estamos juntos, es de calidez.

Me dijo “te quiero”, a lo que respondí “yo también te quiero” ¿Qué le iba a decir?


Davo///

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